Por: Declan Berdella
Para estar acorde a estas fechas me pareció interesante darle una repasada a uno de los discos más aterradoramente perversos y trastornados con los que me he topado en lo que va de este 2011. Terra Tenebrosa es un proyecto relativamente nuevo, que surge de las cenizas de la banda sueca Breach, conocida por los fans del buen post-hardcore de principios de los 00’s. Esto solamente para contextualizar puesto que en realidad una cosa no tiene nada que ver con la otra. Este trío de enmascarados que responden a los nombres de The Cuckoo, Risperdal e Hibernal dejan ver desde un principio que no se andan con juegos, al abrir el álbum con el tema “The Teranbos Prayer” nos transportan de inmediato a un escenario post-apocalíptico, un concepto quizá muy gastado pero jamás logrado con tanta astucia como en esta ocasión. Los sonidos atmosféricos, las baterías punzantes, los riffs que caen como hachas inmediatamente nos sitúan en medio de una obra de expresionismo alemán, o de alguna de las escenas más escalofriantes de la filmografía de David Lynch. “The Mourning Stars” abre con delicadas melodías de guitarra que parecieran venir del mismo infierno, con voces de ultratumba colocadas una sobre otra, todo para lograr un paisaje de una oscuridad impenetrable. Las voces oscilan entre lamentos, psicofonías, maldiciones y frases robóticas que parecieran repetirse una y otra vez para recordarnos que no hay esperanza alguna de salir de este abismo desquiciante. El drone, el ambient, el post-metal y el noise se vuelven cómplices para someter al oyente en un mundo eternamente lúgubre y estridente.
“Through the eyes of the Maninkari” en mi opinión el tema más destacado, aunque es difícil decirlo pues el disco es tan cohesivo que merece y debe escucharse de principio a fin. The tunnels le hace honor a su nombre, laberintico, oscuro incluso en su delicioso arte gráfico, perverso, hiriente, desquiciante, y sin embargo adictivo. Definitivamente es un álbum de difícil escucha, aún para los más asiduos fans del post-metal y el doom, pero ¿quién dijo que las cosas buenas eran fáciles?
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